martes, 3 de abril de 2012

Torontontero


Amanece con un sol de justicia, 14 graditos y la sensación de que el buen tiempo nos persigue allá donde vayamos. Para un día despejado, lo mejor es visitar la CN Tower, ya que las vistas desde arriba son espectaculares (si no está nublado). 

Una de las opciones para visitarlo, es hacerlo desde fuera, es decir, con un arnés colgado a 400 metros y balanceándote, eso si, de forma segura, en las manos de la muerte. Nosotros optamos por la visita mas tradicional y segura, a la par que barata.

Salimos de casa, nuestro barrio cada vez mola mas. Es el barrio Gay de Toronto, lleno de tiendas, restaurantes y bares con ambientes y decoraciones cuidados al detalle y comercios más o menos peculiares. Toronto es una ciudad en la que despues de pasar 3 días no te importaría pasar unos cuantos años viviendo.

Nos acercamos a la imponente torre. Para poder verla en su totalidad tienes que doblar el espinazo, incluso aunque aun estés a unos cuantos cientos de metros de llegar a la base. Antes de entrar te hace una limpieza de alma, pasando por una maquina ionizadora que parece de Star Wars. La subida se hace en un ascensor con las puertas de cristal que sube a 20 kilometros por hora, pero parece que son 150, porque la sensación es de vértigo absoluto. 


La bajada es incluso más acojonante, pero despues de haber estado arriba ya bajas con los miedos vencidos.
En la primera planta nada mas llegar te encuentras un mirador a trescientos y pico metros en el que en  algunos trozos el suelo es de cristal transparente, lo que provoca una sensación de vertigo increible, pero que tras unos cuantos paseos sobre la superficie es asombrosamente adictivo.
Después la subida continúa a la planta superior en la que se encuentra el restaurante de lujo giratorio con impresionantes vistas. Por la noche tiene que ser increible, pero eso será en otro viaje.
Cojemos de nuevo un ascensor más y subimos hasta los 447 metros. Este mirador no tiene el suelo de cristal, pero la altura del mismo y el tamaño del corredor hacen que la sensación de estar atrapado a casi medio kilometro de altura te haga disfrutar de las vistas con cierta prudencia...

Ya de bajada nos fuimos a comer una de las mejores hamburguesas que he probado en norteamerica. Os dejo el cartel del grindhouse burger y embebida, una fotaca del bicho que me zampé, en el que hacen de forma casera desde la carne picada, el ketchup y mostaza, los pepinillos y el pan de la hamburguesa. Con la panza llena nos fuimos a dar un paseo por el puerto hasta cruzar en el ferry a la isla de Ward desde la que se ven unas impresionantes vistas del Skyline de Toronto.

 Al otro lado hay un parque de atracciones que funciona en verano, unos lagos preciosos y playas de arena sobre el agua clara del lago, aunque la temperatura del agua gélida te hace desistir hasta de meter solamente la puntita del dedo del pie.






Agotados de tanto paseo por la ciudad, decidimos volver a casa, cocinar un poquito (peras al vino con crema de mascarpone sobre bizcocho borracho), y dormir temprano para comenzar el roadtrip de mañana a Montreal, donde los estudiantes están de huelga porque les quieren subir las tasas universitarias, asi que creo que nos encontraremos mucha marcha nocturna por las calles.

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