Antes de nada, un pequeño resumen de porqué estamos aquí. Hemos venido a ver a Laurence (canadiense) y Andrés (español), amigos y residentes en Toronto, que un buen día se conocieron en Holanda, compartieron su vida en Madrid por una temporada, nos regalaron su amistad, compartimos momentos importantes de nuestra vida el año pasado, y tuvieron la generosidad (o insensatez) de invitarnos a visitarles a Canadá cuando se vinieran, y así lo hicimos. El resto de la historia está por escribir.
Hoy hemos pasado el día pateando la ciudad, recorriendo algunas de las calles más conocidas de Toronto. Empezamos por la nuestra, en pleno barrio gay, llena de bares y restaurantes de moda y mucha gente a todas horas. entre el metro y el tranvía dejamos atrás la zona conocida para visitar el primero de los mercados, con puestos de lo más variopinto, sobre todo mucha verdura y fruta de diversa procedencia y variedad.
Es un mercado en el que los granjeros de diversas partes de Canada exponen su genero los sábados por la mañana. Desde miel, sirope de arce, distintos despieces de cerdo, repostería, pan, pasta fresca, hierbas aromáticas... infinidad de productos que con sus olores y presentaciones sugerentes empiezan a despertar nuestro apetito. También habia puestos de prendas de abrigo hechos con pieles de conejo, Alce y oveja.
Pasamos a la otra parte del mercado, en la que se encuentran los puestos habituales y nos encontramos con salmones imponentes, vieiras (scallops) a precios realmente interesantes, cangrejos y gambas de todo tipo y tamaños gigantes y sobre todo, una de las mejores carnes de ternera del mundo que vamos a poder degustar esta noche y comparar con las de avila o galicia. (en el post de mañana daremos el resultado).
una vez que teníamos las papilas gustativas salivando, paramos en uno de los múltiples puestos que hay en el mercado para poder comer allí mismo sin tener que esperar ni un solo minuto.
Sin tiempo que perder fuimos a ver uno de los chinatown que hay en Toronto. Al parecer hay uno antiguo uno nuevo y un tercero en las afueras. Van creciendo y expandiendose...
esto es solo un aviso.
Al lado del barrio chino está el barrio hippie de Kensignton donde se suceden distintas tiendas de ropa nueva y de segunda mano, talleres de bicicletas, cafes bohemios, restaurantes vegetarianos, puestos de especias y en general cualquier negocio con cierto atrevimiento y diferenciación.
Un barrio muy chulo, agradable para estar de día (segun dicen, de noche se vuelve un poco mas siniestro), y muy pintoresco. Totalmente recomendable.
A partir de las 6 de la tarde nos empezó a entrar el jetlag. El cambio horario es de unas 6 horas, asi que nuestra hora real eran las 12 de la noche. Necesitabamos reponer fuerzas y decidimos ir a comprar provisiones.
En Toronto existen multitud de pastelerías en las que se venden las famosas Cupcakes (como madalenas con adornos en la parte superior). No sé si porque están de moda, o bien porque es tradición de la región, pero el caso es que hemos probado un par de ellos, y pese a ser una bomba calórica insana desde cualquier punto de vista, estaban deliciosos.
El super donde hemos ido a comprar las cupcakes (y otra serie de productos para la cena), antiguamente era un estadio de Hockey, al que le han quitado los asientos, le han puesto filas y filas de mostradores y es absolutamente increible.
Tienen todos los productos que puedas imaginar, pero por triplicado, hasta coliflores de color morado, naranja o verde....
Lo que antes era el centro de juego del estadio ahora está en el pasillo 25 junto a las latas de atún y las salsas de tomate.
Después nos hemos venido a casa a cenar y dormir un poco que mañana nos toca otro fantástico día en Toronto.